México campeón de la Copa Oro por novena ocasion
Santiago Giménez pisó el campo en el minuto 88 para sustituir a Henry Martín en una final de Copa Oro sin goles.
Tres minutos más tarde, hizo que el SoFi Stadium se pusiera histérico luego de pelear contra el defensa panameño Harold Cummings y hacer una carrera absurda desde cerca del medio campo, rematando con un hermoso disparo que superó al portero para la ventaja de 1-0.
Después de una acción tensa de ida y vuelta, el partido parecía dirigirse a la prórroga. En cambio, Santi apareció como el héroe para darle a México su noveno título de la Copa Oro, la mayor cantidad de cualquier equipo de CONCACAF.
Las cosas podrían haber sido muy diferentes si el gol de Martin en el minuto 33 no hubiera sido anulado por fuera de juego después de que el VAR lo revisara por segunda vez. La afición esperaba nerviosa desde ese mismo momento para celebrar de nuevo.
Momentos después, en la primera mitad, una salvaje doble atajada del arquero panameño Orlando Mosquera mantuvo el marcador parejo antes del descanso.
Parecía que cuanto más pasaba, el impulso se le escapaba a México frente a lo que era básicamente una multitud local de 72,963. El legendario arquero Guillermo “Memo” Ochoa ayudó a mantener al Tri a pesar de algunos tiros de advertencia de Panamá.
A diferencia del año pasado, este no iba a terminar en quejas dirigidas a un entrenador. No eran Gerardo Martino ni Diego Cocca los que estaban al margen. Esos días son historia, un pasado amargo del que México finalmente puede salir adelante con una mentalidad fresca y un hardware del que presumir.
Jaime Lozano es técnicamente solo el interino, pero después de esta carrera en la Copa Oro podría haber hecho lo suficiente para solidificarse para la posición de tiempo completo.
Ganar, sobre todo trofeos, cambia mucho para un conjunto mexicano acostumbrado a dominar la región. Hace un mes, El Tri estaba en peligro después de perder la Final de la Liga de las Naciones ante Estados Unidos.
Un poco de tiempo y un cambio de dirección es muy útil.
La sustitución tardía de Lozano funcionó a la perfección cuando Giménez encendió los jets y se grabó en los libros de historia. A partir de ese momento comenzó la fiesta. El pitido final estuvo acompañado por un rugido épico y seguido apropiadamente por “El Rey” de Vicente Fernández, quizás enviando un recordatorio de que México sigue siendo el rey de CONCACAF.